En el pasado, era posible abordar estos temas, aunque con delicadeza. Pero en el proceso desde la invasión de Rusia a Ucrania y la represión del Kremlin contra la disidencia, se ha cerrado el espacio para una discusión franca. El Centro Carnegie de Moscú, por ejemplo, donde trabajé y donde pude conversar con miembros de la élite gobernante, fue cerrado por las autoridades la primavera pasada. La mayoría de sus investigadores han abandonado el país y ahora están creando otro grupo de expertos en Berlín.
Quienes permanecen en Rusia han perdido la oportunidad de entablar un diálogo abierto sobre el futuro del país. Sin embargo, el nivel extraordinariamente alto de interés en el libro es una prueba de que, a pesar de la ficción del consenso que la propaganda estatal ha tratado de reforzar, los rusos se han quedado preguntándose qué sigue. Dado el enfoque del libro, parece que los lectores no están pensando en la continuación de la dieta, como les gustaría a las autoridades, sino en cómo podría terminar.
Para muchos, la simple compra del libro es una declaración política, y muchas librerías lo usan para indicar discretamente sus posiciones. Una tienda por departamentos cerca de la famosa Lubyanka, la sede del Servicio Federal de Seguridad (y anteriormente la KGB) en Moscú, colocó copias de «El fin del régimen» justo al lado de «El camino de Putin», una hagiografía sagrada del líder ruso. y un libro sobre Stalin. La implicación era clara.
A diferencia de muchos autores de las eras soviética y zarista que, privados de la oportunidad de discutir directamente sobre su país y su futuro, enmascararon estas discusiones centrándose en otros pueblos y épocas, no me puse como objetivo escribir un libro sobre el Sr. Putin. : Este no es un libro sobre Rusia disfrazado de libro sobre España, Portugal y Grecia. Sin embargo, a diferencia de muchas obras occidentales sobre temas similares, el libro está escrito por un habitante de una autocracia para otros habitantes de una autocracia. Conecta al autor y a los lectores con una visión particular, casi conspirativa, del tema.
Más importante aún, el libro brinda a los lectores una perspectiva nueva y más precisa sobre el país en el que viven. Los lectores rusos e internacionales informados saben que las analogías con el colapso de la Alemania nazi o la Unión Soviética son engañosas. Cuesta imaginar que una derrota como la sufrida por Alemania la sufra una potencia nuclear como Rusia. Asimismo, el colapso del régimen soviético se produjo ante todo por su sistema económico osificado, que dejó a la gente detrás del Telón de Acero sin alimentos ni bienes de consumo.
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