La ministra de Medio Ambiente de España, Teresa Ribera, acusó al gobierno regional andaluz de complacer a la extrema derecha y participar en una «demagogia electoral a corto plazo» al perseguir controvertidos planes de riego para granjas de fresas. Estos planes podrían amenazar la supervivencia del espacio natural de Doñana, uno de los humedales más importantes de Europa, e incluso poner en peligro la calidad del agua en España.
Durante los últimos 30 años, el suministro de agua de Doñana, que abarca casi 130.000 hectáreas e incluye un parque nacional declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ha disminuido drásticamente debido a la degradación climática, la agricultura, la contaminación minera y el drenaje de las marismas. A pesar de las preocupaciones y advertencias de la Unesco y la Comisión Europea, el Gobierno regional ha acelerado una nueva ley que aumentará en 800 hectáreas las tierras de regadío en los alrededores de Doñana, concediendo de hecho amnistía a los cultivadores de fresas que ya han excavado allí pozos ilegales.
Los grupos ecologistas han hecho campaña para proteger la zona, que es el hogar de millones de aves migratorias y alberga una gran población de lince ibérico en peligro de extinción. Argumentan que los pozos ilegales utilizados para regar las granjas de bayas en el área están agotando el acuífero. Un informe reciente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España señalaba que el 59% de los Grandes Lagos de Doñana no se han llenado desde al menos 2013 y la zona se encuentra en «estado crítico». El lago permanente más grande se secó el año pasado por tercera vez en medio siglo.
Ribera cree que la ley propuesta tiene más que ver con las próximas elecciones locales que con el desarrollo de políticas coherentes. Dijo que el gobernante Partido Popular (PP) conservador y el partido de extrema derecha Vox están bajo la presión de la extrema derecha, que quiere capitalizar los temores de la población local. Ribera cree que la voluntad del PP de competir con Vox por el «voto del miedo» solo dará falsas esperanzas y perjudicará tanto al medio ambiente como a la democracia española.
Si las autoridades andaluzas no dan marcha atrás en el plan, Ribera dijo que el gobierno central llevaría el asunto al Tribunal Constitucional. Hizo un llamado al gobierno regional para que deje de vender «un espejismo» y, en cambio, se concentre en planes para diversificar la economía local.
La decisión también podría perjudicar a quienes cultivan berries de forma legal, ya que podría provocar una reacción violenta de los consumidores y boicots a las fresas de Doñana o Huelva. Carlos Dávila, responsable de la oficina de Doñana de la ONG ecologista SEO/BirdLife, acusó al PP de jugarse el futuro de la región «por un puñado de votos».
La Comisión Europea y la Unesco siguen de cerca la situación y advierten que España podría ser sancionada por no apoyar a Doñana. En 2021, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó que España no había cumplido con sus obligaciones para evitar la extracción ilegal de agua en los alrededores de Doñana y no había tomado las medidas necesarias para detener la «manipulación importante» de sus hábitats protegidos. La Comisión Europea está «profundamente preocupada» por los posibles impactos de los cambios propuestos y no descarta volver a llevar a España a los tribunales. La Unesco también dijo que la situación podría poner en peligro el estatus de Patrimonio Mundial de Doñana.
En última instancia, los sistemas de riego de los humedales andaluces no solo ponen en peligro la supervivencia del frágil ecosistema, sino que también pueden tener efectos adversos sobre la calidad del agua en España. A medida que aumentan las tensiones entre los partidos políticos y los ecologistas, el destino del Espacio Natural de Doñana pende de un hilo.
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