MADRID (AP) — Los españoles se despertaron el lunes para encontrar a su país en caos político después de que las elecciones generales del día anterior no dejaran a ningún partido con un camino claro para formar gobierno.
La incertidumbre se profundizó cuando los dos principales partidos de España señalaron que esperaban tomar el poder. Lo único seguro parece ser que el país enfrenta semanas, si no meses, de negociaciones políticas y posiblemente una nueva elección para arreglar el lío.
Aquí hay un vistazo a lo que sucedió y lo que podría ocurrir en los próximos meses.
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UNA AMARGA VICTORIA PARA LA OPOSICIÓN
El Partido Popular (PP) de centroderecha de Alberto Nuñez Feijóo obtuvo la mayor cantidad de votos y terminó con 133 escaños. Pero a diferencia de casi todas las encuestas de opinión preelectorales, no alcanzó los 176 escaños que un partido necesita para ganar la mayoría en el parlamento español de 350 escaños.
Incluso si une fuerzas con el partido de extrema derecha Vox, que obtuvo 33 escaños, no alcanzará este umbral.
En definitiva, la decisión del PP de plantearse formar una coalición con Vox no fructificó entre los votantes.
Con su intención declarada de destituir al presidente del Gobierno socialista, Pedro Sánchez, ahora lejos de ser segura, el PP insiste en que, como primer partido en la boleta electoral, tiene derecho a formar gobierno.
El PP instó a los socialistas a abstenerse en una votación parlamentaria y permitir que el partido tome el poder. Pero tal escenario es muy poco probable dada la animosidad tradicional entre los dos grupos.
Tomar el poder como un gobierno minoritario también dejaría al PP luchando por sobrevivir en casi todos los proyectos de ley que presenta.
Aparte de Vox, el PP tiene pocos amigos en el parlamento.
¿PODRÍA HABER OTRA COALICIÓN DE IZQUIERDA?
Pese a todos los pronósticos, Sánchez tiene una remota chance de mantenerse en el poder. Su partido socialista ganó 122 escaños y su principal socio potencial, Sumar, tiene 31.
Desde 2019, su gobierno de coalición de minoría izquierdista ha contado con el apoyo de pequeños partidos regionales en las regiones vasca y catalana. Podría tratar de repetir este acto de equilibrio.
Pero aunque consiguiera reunir de nuevo a las tropas autonómicas, se cierne un gran obstáculo: necesitaría el apoyo o la abstención del partido secesionista catalán Junts.
El líder del partido, Carles Puigdemont, es diputado al Parlamento Europeo, residente en Bélgica. Pero también está prófugo de la justicia española y se enfrenta a una posible extradición para ser juzgado por organizar una campaña independentista en 2017.
Los funcionarios de Junts ya han dicho que querrán algo a cambio de un trato con Sánchez. El espectro de ellos exigiendo un referéndum de independencia catalana porque su premio abriría una caja de Pandora tanto para España como para Sánchez.
¿QUIÉNES SON LOS OTROS ACTORES PRINCIPALES?
Además del conservador Partido Popular y los socialistas de centroizquierda, los otros dos grandes actores son Vox, liderado por Santiago Abascal, y el movimiento de izquierdas Sumar, encabezado por la vicepresidenta segunda en funciones, Yolanda Díaz.
La perspectiva de que España tenga un partido de extrema derecha en el poder por primera vez desde la dictadura del general Francisco Franco se ha atenuado por ahora después de que Vox perdiera 19 de sus escaños parlamentarios para terminar con un total de 33. Aun así, sigue siendo la tercera fuerza política del país.
Sumar, con 31 escaños, no logró vencer a Vox por el tercer lugar, pero dijo que buscaría formar otro gobierno de izquierda progresista con Sánchez.
¿Habrá otra elección?
El nuevo parlamento español se reunirá en un mes. De acuerdo con el procedimiento oficial, el rey Felipe VI tendría entonces que invitar a uno de los líderes del partido, Feijóo o Sánchez, para intentar formar gobierno.
Este líder luego sometería su candidatura a votaciones parlamentarias. Cualquier candidato con suficiente apoyo puede formar gobierno.
Los 350 legisladores tienen hasta tres meses para llegar a un acuerdo. De lo contrario, se convocaría a una nueva elección.
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Barry Hatton contribuyó a este despacho desde Lisboa, Portugal.
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