Los votantes acudirán a las urnas el domingo en España, para una votación eclipsada por la crisis en Cataluña y el ascenso del partido de derecha Vox.

Pero España ahora también enfrenta una perspectiva económica incierta, con una desaceleración del crecimiento y un desempleo que es el segundo más alto de la UE, aunque ha caído desde picos anteriores.

Aunque España se ha recuperado bastante bien de la crisis financiera mundial, tardó un tiempo en ponerse en marcha. La economía se contrajo o apenas creció durante cinco años consecutivos, a partir de 2009.

Sin embargo, una vez iniciada la recuperación, España registró varios años de crecimiento entre el 2,5 y el 3%. No es genial, pero sí perfectamente respetable.

El desempleo ha caído significativamente desde su pico, que fue más del 26% para la población adulta y casi el 56% para los jóvenes.

Las cifras siguen siendo altas. Según ambas medidas, es el segundo peor país de la UE después de Grecia. Sin embargo, el progreso es muy visible.

Pero hoy el panorama es un poco más sombrío. Para el próximo año, el Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento inferior al 2% por primera vez desde 2014.

La situación política en Cataluña influye, ya que persisten las tensiones entre los separatistas locales y el gobierno central de Madrid.

La región representa el 19% de la economía española. Es la mayor economía regional del país (pero justo por delante de Madrid).

Después de crecer más rápido que la media nacional en 2016 y 2017, Cataluña se quedó atrás el año pasado y probablemente se quedará atrás también este año, según las previsiones de economistas del banco BBVA.

España también se ha visto afectada por la desaceleración económica mundial.

Ciertamente, no está tan expuesta como Alemania, que, como importante exportador de maquinaria y vehículos, es particularmente vulnerable a las perturbaciones del comercio internacional resultantes del enfoque más confrontacional adoptado por la administración del presidente estadounidense Donald Trump.

Pero el turismo se ha visto afectado por una demanda más débil de los visitantes europeos, mientras que algunas regiones españolas, especialmente en el norte del país, han visto debilitarse las exportaciones.

Dicho esto, España no parece estar enfrentando un riesgo inminente de recesión, aunque el panorama más sombrío plantea el espectro de una crisis.

La ministra de Economía, Nadia Calviño, afirmó en una entrevista con la BBC que el modelo de crecimiento es ahora más sostenible que en el pasado.

La crisis se produjo tras un auge en el sector de la construcción y un aumento de los préstamos de los bancos, que luego fueron rescatados con un préstamo de la zona del euro.

Calviño afirmó que la construcción representa ahora una proporción del empleo mucho menor que entonces y que las familias y empresas se han «desapalancado», es decir, tienen menos deuda.

Sin embargo, la deuda del gobierno se ha más que duplicado desde antes de la crisis y una fuerte recesión económica casi con certeza lo obligaría a endeudarse más.