El gobierno español no cambiará la estructura de los futuros impuestos a las grandes empresas energéticas y bancos a pesar de la advertencia del Banco Central Europeo (BCE) de que esto podría distorsionar la competencia de la UE.
El Gobierno progresista español del PSOE y Unidas Podemos ha decidido mantener el formato aprobado inicialmente para las dos exacciones, que se prevé que recauden 7.000 millones de euros en dos años, según fuentes oficiales.
La fecha límite para enmiendas parciales al proyecto de ley -incluyendo las dos nuevas herramientas tributarias además de la impuesto a los ricos y la limitación de grupos consolidados para compensar las pérdidas de sus filiales -cerrado oficialmente el jueves, informó EFE, socio de EURACTIV.
Los dos socios de la coalición presentaron el jueves sus respectivas enmiendas al texto, pero según fuentes gubernamentales, ninguno proponía cambios importantes al borrador inicial, informó el diario financiero Cinco Días.
El impuesto bancario, que pretende recaudar 3.000 millones de euros en 2022 y 2023, aplica un tipo impositivo del 4,8% sobre el margen de intereses y comisiones que perciben las entidades financieras que en 2019 habrían ingresado más de 800 millones de euros, sumando estas dos nociones juntos.
Varias instituciones financieras, incluidas voces en el BCE, Recientemente emitió un dictamen negativo sobre el impuesto bancario, advirtiendo de posibles distorsiones de la competencia en la UE y criticando que el nuevo impuesto “repercutiría” su coste a los clientes finales.
Sin embargo, fuentes del Ministerio de Hacienda de España recordaron esta semana que el dictamen del BCE no es vinculante y señalaron que la institución de la UE con sede en Fráncfort solo había pedido a Madrid que redefiniera algunas cuestiones técnicas.
Tampoco parece que vaya a haber cambios sustanciales en el impuesto que afecta a las grandes empresas energéticas, aunque hay más margen para una reforma que para el sector bancario, dijeron las fuentes. cinco dias. Esto se debe a la posible contradicción y superposición con el impuesto europeo anunciado recientemente por la Comisión Europea, agregaron.
Está previsto que la deducción por amortización española se base en la imposición de un tipo del 1,2% sobre la facturación neta anual de las empresas del sector energético cuya facturación anual supere los 1.000 millones de euros. El gobierno pretende recaudar 4.000 millones de euros en los próximos dos años.
El impuesto europeo recientemente anunciado que fija en un 33% los llamados beneficios extraordinarios -aquellos que superan en un 20% la media anual registrada por cada empresa entre 2019 y 2021 en un 20%- sólo daría lugar a una recaudación que, si se limitara a España, sería Mucho más bajo.
Los conceptos que componen las bases imponibles de los impuestos españoles y europeos difieren entre sí, lo que podría dar lugar a controversias a nivel de la UE, cinco dias informado.
(Fernando Heller | EuroEFE.EURACTIV.es)
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