Emoción.
El deporte es un foro donde no se puede esconder, donde los sentimientos que palpitan en el corazón de alguien en un momento dado -euforia o desolación, alegría o furia- se pueden capturar en una sola imagen.
Aquí es donde Lionel Messi, quizás el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos, finalmente levantó el trofeo de la Copa del Mundo para Argentina. Euforia, inconfundible.
Aquí es donde Mikaela Shiffrin de los Estados Unidos, quizás la mejor esquiadora de todos los tiempos, se sentó de costado en los Juegos Olímpicos de Beijing después de esquiar la primera carrera de slalom, ocultando su rostro del mundo. Decepción, innegable.
Todos sabían cómo se sentían en esos momentos.
A veces funciona al revés. La imagen también hace sentir algo al espectador. Como una foto de un miembro del equipo ucraniano compitiendo en una competencia de natación artística en los campeonatos mundiales en Hungría, con gotas de agua brotando de su cuerpo mientras competía por un país devastado por la guerra. Podías sentir el orgullo. O una foto de dos hombres en el suelo, tratando de protegerse de un toro bravo en la Ciudad de México. Podías oler el miedo.
Capturar el momento no lleva más de una fracción de segundo, pero estas imágenes son eternas. Muchos de 2022 son inolvidables. Serena Williams en el centro de atención en el US Open, probablemente por última vez. Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic mantienen la emoción en el mismo cuadro en la Copa Laver, el último evento de Federer antes de su retiro. La enormidad de ese momento no pasó desapercibida para ninguno de los dos, ya que se dieron cuenta de que la mayor rivalidad entre tres bandas que el deporte jamás había visto había terminado.
Una imagen, como dice el cliché, vale más que 1.000 palabras. A veces la imagen también transmite palabras.
“Soy un buen rizador. Confío. Divirtámonos”, escribió la japonesa Satsuki Fujisawa en su mano derecha en inglés durante los Juegos Olímpicos de Beijing.
La afirmación debe haber ayudado: ganó la plata, superando en un lugar su medalla de bronce en Pyeongchang cuatro años antes.
Y muchos no necesitaban más explicaciones. Scottie Scheffler, levantando su putter hacia el cielo mientras el cálido sol de Georgia brillaba mientras ganaba el Masters. Mike Krzyzewski, el entrenador con más victorias de todos los tiempos del baloncesto universitario, se sienta en un taburete junto a la cancha mientras lleva a Duke a la Final Four por última vez. Anna Hall, levantando los brazos para ganar el bronce en heptatlón en el Campeonato Mundial de Atletismo. Héctor Neris de los Astros de Houston, saltando para celebrar que su equipo está a dos entradas de cerrar los Filis de Filadelfia y ganar la Serie Mundial.
Los momentos eran solo eso, momentos. Este año ha terminado. El próximo año espera. Pero estas imágenes de 2022 seguirán vivas, un recordatorio para siempre de cómo nos hizo sentir este año.
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