Durante siglos, africanos esclavizados y hombres emancipados desfilaron en las procesiones de Semana Santa de Sevilla, portando estatuas de Cristo y la Virgen a hombros como parte de una hermandad única que sigue activa en la actualidad.
Fundada hace más de 600 años, la Hermandad Negra es la hermandad religiosa más antigua aún activa en esta ciudad sureña, considerada el centro de las celebraciones de la Semana Santa en España.
Conocida oficialmente como «Santísimo Cristo de la Fundación y Nuestra Señora de los Ángeles», la cofradía ha sido conocida durante siglos como «La Hermandad de los Negritos», nombre elegido por sus propios miembros.
Es una de las 70 hermandades y asociaciones voluntarias involucradas en la organización de múltiples procesiones de Semana Santa cuando los cristianos recuerdan la muerte y resurrección de Jesús.
La singularidad de esta hermandad es que surgió a finales del siglo XIV, formada por africanos -tanto esclavos como libertos- que estaban excluidos de organizaciones similares, explica Isidoro Moreno, antropólogo jubilado de la Universidad de Sevilla.
El ejemplo fue luego «exportado» a América donde «decenas de cofradías negras (se formaron) en el siglo XVI», explica Moreno, autor de un libro titulado «La antigua cofradía de los negros de Sevilla».
No fue hasta finales del siglo XIX cuando la Hermandad comenzó a admitir blancos.
– Santos negros y africanos –
En el interior de la Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles, construida en 1550 en un terreno propiedad de la Hermandad, se encuentran iconos de santos negros como Benito el Moro de Sicilia y Martín de Porres del Perú.
Fue desde aquí que los frailes nazarenos y «penitentes» con sus distintivas túnicas largas y capuchas puntiagudas partieron el Jueves Santo para su procesión anual a la Catedral de Sevilla.
Las capuchas puntiagudas de ‘capirote’ aparecieron por primera vez en el siglo XV cuando la Inquisición las colocaba en la cabeza de los convictos.
Más tarde fueron adoptados por las hermandades católicas del sur de España para usarlos en Semana Santa como símbolo de penitencia, con el blanco simbolizando la pureza.
A hombros de pesadas carrozas que representaban escenas de la Pasión pero también adornadas con los rostros de las santas etíopes Elesban y Ephigenia, los «costaleros» de la Hermandad se abrieron paso lentamente por las calles.
Entre ellos se encuentra Raúl de Lemos, un estudiante de 19 años y uno de los pocos miembros negros de la Hermandad.
Estar en la Cofradía «es algo bueno, una forma de recordar el pasado», dijo a la AFP el barbudo adolescente durante los ensayos previos a la Semana Santa.
– Esclavitud –
La Hermandad nació de un refugio establecido en la década de 1390 por el arzobispo de Sevilla Gonzalo de Mena para esclavos africanos abandonados por sus dueños por edad avanzada o enfermedad.
A los esclavos se les permitió unirse, «con el permiso de sus dueños», junto con otros que compraron con éxito su libertad o la ganaron después de la muerte de sus dueños, dijo Moreno.
Tras el descubrimiento de las Américas por parte de Europa, hubo una creciente demanda de mano de obra barata que provocó el envío de un número cada vez mayor de africanos a la Península Ibérica.
La afluencia fue tan grande que Sevilla se convirtió en uno de los centros de esclavitud más grandes de España, con los africanos representando el 12% de la población de la ciudad en los siglos XVI y XVII.
Con la mayoría de los miembros de la Hermandad provenientes de los sectores más pobres de la sociedad, estaban sujetos a una supervisión «mucho más estricta» por parte de la Iglesia Católica y las clases dominantes blancas temían un levantamiento, dice Moreno.
– Salvado por un montaje papal –
En 1604, en un estancamiento del Jueves Santo, sus miembros llegaron a las manos con una hermandad de nobles, dejando varios heridos, dice Moreno.
Varios miembros fueron azotados y se prohibió a la Hermandad participar en el resto de procesiones de Semana Santa.
La Hermandad podría haber desaparecido por completo de no haber sido salvada por un edicto papal de 1625, ratificando su existencia y protegiéndola.
A mediados del siglo XVIII, adoptó oficialmente «la Hermandad Oscura» como su nombre, como se le conocía coloquialmente desde hacía mucho tiempo, dice Moreno.
En el siglo XIX, cuando la población negra de Sevilla disminuyó, la Hermandad comenzó a admitir blancos, convirtiéndose gradualmente en una institución local para los residentes.
«De lo que la Hermandad está más orgullosa… es de que somos los sucesores de aquellos negros que tanto lucharon» por preservar la organización en el tiempo, dijo Alfredo Montilla, uno de sus líderes.
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