El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, visitará China esta semana para explorar cómo Pekín podría desempeñar un papel más importante para poner fin a la guerra en Ucrania, ya que las relaciones con la economía más grande del mundo no presentan grandes obstáculos.
Sánchez será el primer presidente del Gobierno español en visitar China desde que el presidente Xi Jinping inició su tercer mandato de cinco años. También será el primer líder de la UE en reunirse con el líder chino desde que este último se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú hace dos semanas.
Dada la ausencia de obstáculos importantes en las relaciones chino-españolas, como confirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores de China antes de la visita, el viaje de Sánchez probablemente se centrará en la guerra de Rusia en Ucrania y el papel potencial de China como mediador para la paz.
Pero Sánchez lo hará en su calidad de jefe de gobierno de España y no actuará como portavoz de la Unión Europea en su conjunto, dijeron fuentes gubernamentales.
Los medios chinos interpretaron la visita de Sánchez, así como la que realizarán en las próximas semanas el presidente francés, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, como una señal del apoyo de Bruselas a la implicación de China en un plan de paz en Ucrania.
Es probable que España, que pronto asumirá la presidencia semestral del Consejo de la UE, influya en la reunión, ya que los observadores observarán si Sánchez puede asegurar compromisos concretos del presidente chino y si la UE aceptará sus propuestas de paz.
China ha reclamado imparcialidad en la invasión rusa de Ucrania, pero muchos observadores occidentales creen que Beijing está apoyando de facto a Moscú.
La visita de Xi a España en 2018 fue uno de los momentos más significativos en los 50 años de relaciones diplomáticas entre ambos países. China ha sido visitada por todos los primeros ministros desde la primera visita de alto nivel en los tiempos modernos del rey Juan Carlos I en 1978.
Las relaciones atravesaron una mala racha en 2013 cuando un tribunal español utilizó la jurisdicción universal para acusar a los exlíderes chinos Hu Jintao y Jiang Zemin por presunta represión en el Tíbet, aunque el caso se abandonó al año siguiente.
(Lorena Cantó | EFE/Pekín)
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