El rey de España, Felipe VI, encargó el martes al primer ministro socialista saliente, Pedro Sánchez, formar el próximo gobierno, dijo el presidente del parlamento.
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Si Sánchez quiere ser reinstalado como primer ministro, tendrá que aprobar una votación parlamentaria clave para la cual necesitará el apoyo de un partido separatista catalán de línea dura en el papel de hacedor de reyes.
La medida se produce apenas cuatro días después de que el líder de la oposición de derecha, Alberto Núñez-Feijoo, fracasara en su propio intento de obtener apoyo parlamentario para ser nombrado primer ministro.
Tras conversaciones con los partidos políticos españoles, el rey «me informó de su decisión de presentar a Pedro Sánchez como candidato al cargo de presidente del Gobierno», anunció la presidenta Francina Armengol.
Sánchez ahora tendrá que buscar el apoyo de al menos 176 legisladores en el parlamento de 350 escaños en la votación, que debe tener lugar antes del 27 de noviembre.
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Si fracasa, España se verá automáticamente obligada a celebrar nuevas elecciones, probablemente a mediados de enero.
Sánchez dijo que aceptaba la oferta del rey y que el miércoles iniciaría las negociaciones con los distintos grupos parlamentarios.
«Me reuniré con todos los diferentes partidos parlamentarios excepto con el partido de extrema derecha Vox, obviamente», dijo.
«Me esforzaré por formar lo antes posible un gobierno de coalición progresista formado por el Partido Socialista y (la izquierda radical) Sumar, con el apoyo suficiente para garantizar la estabilidad que España necesita para seguir impulsando políticas progresistas y de convivencia», afirmó.
En el poder desde 2018, Sánchez ha demostrado ser un sobreviviente político tenaz y confía en regresar al poder con el apoyo de Sumar, así como de los partidos regionales vasco y catalán.
Pero, sobre todo, necesitará los votos de siete legisladores de JxCat, que han pedido una amnistía para quienes enfrentan acciones legales por el fallido intento separatista catalán de 2017.
La derecha se opone ferozmente a esta medida y también cruza una línea roja para algunos dentro del propio partido socialista de Sánchez.
(AFP)
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