“El territorio se convertirá en el eje vertebrador de la política española”

CIVICUS habla con la politóloga y consultora política española Eva Silván sobre la reciente reelección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno español liderando una coalición con partidos de izquierda e independentistas, en un país profundamente dividido por la cuestión catalana.

¿Cómo logró el socialista Pedro Sánchez ganar un nuevo mandato en lugar de formar un gobierno que incluyera a la extrema derecha?

El 28 de mayo de 2023 se celebraron elecciones municipales y autonómicas en España. Los resultados mostraron un mapa político claramente favorable al Partido Popular (PP), de centroderecha, que obtuvo unos 750.000 votos más que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), al que arrebató casi todo el poder local. El PP reconquistó seis de los diez gobiernos regionales que estaban en manos del PSOE, pero en cinco de ellos –Aragón, Baleares, Cantabria, Comunidad Valenciana y Extremadura– necesitó el apoyo del partido ultraderechista Vox para lograr una acuerdo. mayoría que le permitió formar gobierno. El PSOE sólo pudo retener tres de los 17 gobiernos regionales: Castilla la Mancha, Navarra y Principado de Asturias.

Ante este resultado, al día siguiente, el presidente del Gobierno socialista, Pedro Sánchez, tomó una decisión sorpresa al adelantar al 23 de julio las elecciones generales, previstas para finales de año. Esto sirvió para frenar las protestas internas vinculadas a la pérdida de poder territorial. Fue la primera vez que se celebraron elecciones generales en julio, en pleno verano. Estas elecciones encontraron a una clase política y a unos ciudadanos exhaustos y tuvieron lugar cuando España iniciaba su mandato como jefa de la Unión Europea.

El contexto parecía favorable al PP, hasta el punto de que los resultados de las elecciones de mayo parecían anticipar un cambio de tiempos. En las primeras semanas, las encuestas fueron efectivamente favorables al PP. Pero la firma de acuerdos de gobierno con Vox provocó una reacción de rechazo en una parte muy importante de la opinión pública, que se movilizó por temor a que la entrada de la extrema derecha en el gobierno supusiera un retroceso para derechos conquistados con tanto esfuerzo.

El PP también cometió un error al centrar su campaña electoral en Sánchez y sus supuestas mentiras y cambios de postura. Esto no sirvió para movilizar al electorado y acabó jugando en contra del PP cuando algunos de los argumentos esgrimidos por su líder, Alberto Núñez Feijóo, resultaron falsos durante el único debate electoral en el que participó.

Sánchez, por su parte, lideró una campaña en la que demostró liderazgo, tuvo una amplia presencia mediática, incluso en medios hostiles a su gobierno, y lideró una campaña en redes sociales que le permitió llegar a nuevas audiencias. Esto, combinado con el miedo a la extrema derecha, acabó por aislar al PP, que, aunque obtuvo la mayor cantidad de votos, tuvo un desempeño mucho peor de lo esperado.

Al llegar primero, a Feijóo se le encomendó la tarea de formar gobierno, pero no logró reunir suficiente apoyo. El apoyo de Vox no fue suficiente y ningún otro partido quería formar parte de un gobierno que incluyera a la extrema derecha.

¿Cuál será el coste de las alianzas formadas por Sánchez para retener el gobierno?

El panorama político resultante de las elecciones del 23 de julio pedía acuerdos. Ningún partido ha recibido apoyo suficiente para que su candidato sea elegido Primer Ministro sin el apoyo de otras fuerzas políticas.

Tras fracasar el intento de Feijóo de formar un gobierno de coalición, le llegó el turno a Sánchez, que buscó acuerdos con partidos nacionalistas del País Vasco, Cataluña y Galicia.

A lo largo de su carrera, Sánchez ha demostrado una gran flexibilidad y adaptabilidad: sabe leer la situación y decidir qué hacer para desarrollar un programa progresista que le permita gobernar. En este caso, esto suponía admitir la posibilidad de una ley de amnistía para los políticos perseguidos o juzgados por promover la independencia catalana, algo que él había negado durante la campaña.

El apoyo obtenido por el nuevo gobierno es la manifestación más clara de que, tras la ruptura del sistema bipartidista y el surgimiento del multipartidismo, hemos entrado en una fase de política de bloques caracterizada por la polarización, con dos bloques liderados por el PP y PSOE cuyas identidades se definen menos en términos de división izquierda-derecha que en términos territoriales.

Según los datos disponibles, la alianza del PSOE con dos partidos independentistas catalanes, Esquerra Republicana de Catalunya y Junts per Catalunya, goza del apoyo mayoritario de la sociedad catalana, y lo mismo ocurre en el País Vasco. De hecho, el PSOE obtuvo la mayor cantidad de votos en estos dos territorios en las elecciones generales.

En el caso del País Vasco, los acuerdos celebrados entre el PSOE y las fuerzas nacionalistas se basan en el traspaso en el plazo de dos años de las competencias previstas en acuerdos anteriores, además de ciertas exigencias de larga data como el traspaso de la gestión financiera servicios sociales. la seguridad y el desarrollo de un marco autónomo para las relaciones laborales.

En Cataluña, los acuerdos se refieren a la transferencia de la gestión de los trenes de cercanías y a un aumento de los recursos públicos destinados a Cataluña o a la condonación de la deuda, medida que fue firmemente rechazada por el PP y Vox. Y en concreto en lo que respecta a Junts, el acuerdo fue posible gracias a la promesa, ya cumplida, del PSOE de presentar un proyecto de amnistía al Parlamento. Si la ley es aprobada y luego ratificada por el Tribunal Constitucional, pondrá fin al estatus penal de todos los políticos involucrados en la convocatoria de un referéndum sobre la independencia catalana en 2017 y permitirá el regreso a España del líder separatista Carles Puigdemont, más de cinco años después de llegar a un acuerdo. en Bélgica, escapando de la justicia.

¿Cómo reaccionó el público al acuerdo?

La ley de amnistía es, en general, apoyada o rechazada por motivos geográficos. Las mayores manifestaciones contra este texto tuvieron lugar en las ciudades gobernadas por el PP, mientras que en otras partes fueron muy pequeñas.

En cuanto se supo que habría acuerdo entre el PSOE y Junts, comenzaron manifestaciones y protestas violentas frente a la sede del PSOE. Las protestas de grupos de extrema derecha incluyeron símbolos y banderas anticonstitucionales, así como cánticos fascistas y xenófobos. Compitiendo por el liderazgo de las manifestaciones contra la amnistía, el PP ha convocado manifestaciones del domingo con un tono más pacífico, pero igual de firme en su oposición.

Según los datos de las encuestas, la mayoría de la opinión pública rechaza la ley de amnistía. Ninguno de los argumentos del gobierno a favor de la ley cuenta con la aprobación pública. La amnistía divide a los votantes del PSOE y une a los del PP y Vox.

Una encuesta publicada en octubre encontró que el 57 por ciento de los encuestados rechazaba la amnistía. Encuestas más recientes encuentran que el apoyo se concentra entre los votantes de la coalición de izquierda Sumar y los partidos proautonómicos. Territorialmente, sólo hay apoyo mayoritario en Cataluña y el País Vasco.

Los argumentos en contra de la ley de amnistía van desde afirmaciones muy simplistas, como que «quebrantaría a España», hasta argumentos jurídicos centrados en el privilegio que supondría para los acusados ​​y la vulneración del principio de igualdad ante la ley. En contraste, los argumentos de Sánchez resaltan la oportunidad de avanzar en la convivencia entre los españoles y resolver un problema que ha dividido a la sociedad española durante la última década. Esta es sin duda una de las medidas más arriesgadas de Sánchez desde que se convirtió en primer ministro, tanto ante la opinión pública como dentro de su partido.

¿Cuáles son los principales temas que debería abordar el nuevo gobierno?

Éste será el período de la plurinacionalidad. El territorio se convertiría en la columna vertebral de la política española.

Pero hay otras preguntas importantes. Uno de ellos, que también suscita vivos debates y reclamado por la Comisión Europea, es la renovación del sistema judicial. El mandato del Consejo Judicial, responsable de garantizar la independencia del poder judicial, expiró hace cinco años, lo que provocó su mayor crisis institucional y de reputación desde la transición.

Las principales preocupaciones de la sociedad española son la inflación, el acceso a la vivienda, la sanidad y la situación de los jóvenes. España es uno de los países europeos donde los jóvenes tardan más en encontrar trabajo e independizarse. El nuevo gobierno tendrá que encontrar vías para mejorar la productividad de la economía española, impulsar medidas para combatir el cambio climático y hacer frente a una realidad sociodemográfica afectada por la caída de la natalidad y el envejecimiento de la población.

Los dos partidos que forman el gobierno de coalición, el PSOE y Sumar, dominan el lado progresista del espectro político. Su acuerdo de gobierno pretende avanzar en políticas ya impulsadas durante la anterior administración, con medidas sociales como la reducción paulatina de la semana laboral a 37,5 horas, la ampliación de los permisos de paternidad y maternidad a 20 semanas, un aumento del parque de viviendas sociales para alquileres asequibles y el compromiso de seguir aumentando el salario mínimo. También piden medidas para responder al cambio climático, como reducir los vuelos nacionales en rutas con alternativas ferroviarias que duran menos de dos horas y media y producir energía renovable limpia y barata. Está por ver si estas medidas recibirán el apoyo del resto de partidos que permitieron la formación de este gobierno, en particular los del eje de centroderecha como el Partido Nacionalista Vasco y Junts.


El espacio cívico en España se considera “reduciéndose” según la opinión pública. Monitor Cívico.

Ponte en contacto con Eva Silvan a través de ella sitio web y siga @silvan_miracle en Twitter.

Ander Torres

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