Las coloridas celebraciones de la Semana Santa de España comienzan el domingo, con antiguas procesiones de fieles que llevan carrozas cubiertas de flores coronadas con estatuas de Cristo o la Virgen María que atraen a grandes multitudes.
Organizados por diversas cofradías religiosas, los desfiles tienen lugar en todo el país en la semana previa al Domingo de Resurrección, que este año en la Iglesia cristiana cae el 9 de abril.
Representando escenas de la historia de la Pasión de Cristo, las carrozas son llevadas a hombros por miembros de las cofradías llamadas «costaleros», a menudo acompañadas por la música solemne de una banda de música.
Otros miembros de las cofradías acompañan a las carrozas ataviados con túnicas largas con capuchas altas y puntiagudas que dejan sólo dos pequeños agujeros para los ojos.
Las procesiones aparecieron por primera vez en los siglos XV y XVI en España, que ya tenía una tradición de teatro bíblico protagonizado por la Pasión.
«Al principio, la gente salía a la calle con una cruz», cuenta a la AFP Fermín Labarga, catedrático de Historia de la Iglesia en la Universidad de Navarra.
Iban acompañados de otros miembros de cofradías religiosas que «realizaban actos de penitencia» como azotarse a pelo, añadió.
Estas autoflagelaciones desaparecieron en el siglo XVIII debido a las crecientes críticas de que “no se hacían por devoción sino por ostentación”, dijo Labarga.
– Desfiles elaborados y extravagantes –
Pero la tradición de celebrar procesiones de Semana Santa continuó.
El propósito de los desfiles era «recordar la Pasión (de Cristo)», la semana de la crucifixión y resurrección de Jesús, y «fortalecer la fe», dijo Labarga.
Si bien España, como la mayoría de las naciones europeas, se ha vuelto cada vez más secular en las últimas décadas, los desfiles continúan atrayendo a grandes multitudes de todos los niveles de devoción y de todos los ámbitos de la vida.
Muchas de las procesiones más famosas son retransmitidas en directo por televisión.
Labarga los calificó de «espectáculo completo».
A los españoles les encantan las procesiones “porque son estéticamente bonitas e incorporan elementos festivos que las hacen muy atractivas, con música, imágenes y movimiento”, añadió.
Los desfiles más elaborados y extravagantes tienen lugar en la región sur de Andalucía, particularmente en su capital, Sevilla, y en la ciudad norteña de Valladolid.
La Procesión de la Pasión que tiene lugar en Valladolid el Viernes Santo cuenta con más de 1.000 participantes y decenas de carrozas.
– Crucifixión y resurrección –
Por lo general, las procesiones más dramáticas y fervientes tienen lugar el Jueves Santo y el Viernes Santo, cuando los dolientes vestidos con encaje negro a menudo se unen para conmemorar la muerte de Cristo.
El Domingo de Resurrección, cuando se celebra la milagrosa resurrección de Cristo, los desfiles se vuelven más jubilosos, con música más animada.
Durante los siglos XVI y XVII, España exportó su tradición del desfile de Semana Santa a sus posesiones de ultramar, principalmente en América Latina.
Las procesiones son particularmente populares en Guatemala, México, Perú y Venezuela.
La Semana Santa de Guatemala, una celebración vibrante que mezcla los rituales mayas con el fervor religioso católico, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el año pasado.
España también introdujo estas procesiones en las partes del sur de Italia que gobernó hasta el siglo XVIII.
El legado también se encuentra en Filipinas, que España gobernó hasta 1898.
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