¿Está preparada España para seguir los pasos de Italia?

Al igual que Italia el año pasado, España se dirige ahora a elecciones parlamentarias anticipadas. Pero, ¿están ahora los dos países en trayectorias políticas similares? david vampa sugiere que, si bien Italia y España se han desplazado hacia la derecha en los últimos años, es probable que sus panoramas políticos sigan siendo distintos.

El 28 de mayo se celebraron elecciones locales y autonómicas en España, que dieron como resultado la derrota del Partido Socialista (PSOE) encabezado por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez y un mayor apoyo a su tradicional competidor de centroderecha, el Partido Popular (PP). En comparación con las elecciones municipales de 2019, el PSOE pierde 1.500 concejales, mientras que el PP gana más de 3.000.

El PP también obtuvo una contundente victoria en la Comunidad Autónoma de Madrid, consiguiendo la mayoría absoluta de escaños. Además, triunfó en Rioja y se convirtió en el partido mayoritario de Murcia, Comunidad Valenciana, Cantabria, Aragón y Baleares. Por otro lado, el PSOE logró mantener el control total de Castilla La Mancha y obtuvo una mayoría relativa de escaños en Asturias, Extremadura y Canarias. Sin embargo, en las dos últimas regiones, los partidos de centro y derecha podrían formar coaliciones para eliminar a los socialistas del gobierno.

Horas después de que quedó claro que los partidos gobernantes habían perdido las elecciones, Sánchez asumió la responsabilidad por los malos resultados electorales y convocó a elecciones generales anticipadas, programadas para el 23 de julio. Explicó que era importante que los españoles tuvieran voz en la determinación del liderazgo político del país.

Desde 2015, España ha celebrado cuatro elecciones legislativas. El panorama político del país se ha vuelto más fragmentado e inestable, con la aparición de partidos populistas de derecha e izquierda y la persistencia de las divisiones territoriales. Ahora surge la pregunta de si España va por un camino similar al de Italia, el otro gran país del sur de Europa que celebró elecciones anticipadas el año pasado, lo que llevó a una victoria para la derecha radical populista liderada por Giorgia Meloni.

La resiliencia de los partidos establecidos en España

Varios factores indican que es probable que los dos países tomen caminos diferentes. Es cierto que, como Italia, España vive un giro a la derecha, y el ascenso de Vox, un partido ideológicamente muy similar a los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni (Fratelli d’Italia)lo demuestra claramente.

Sin embargo, las recientes elecciones locales y regionales también han mostrado cierto nivel de resiliencia para los partidos establecidos de centro izquierda y centro derecha. Por ejemplo, aunque el PSOE perdió muchos representantes en municipios y regiones, su porcentaje de votos en general se mantuvo muy cercano al de 2019 (alrededor del 28-29%). Al mismo tiempo, el PP vio aumentar su apoyo en casi diez puntos porcentuales, superando el 31% de los votos.

Por tanto, la campaña electoral para las elecciones anticipadas españolas comienza con la vuelta a la competición entre los dos principales partidos nacionales, el PP y el PSOE, tras una década de mayor fragmentación y polarización. A pesar de un crecimiento significativo en los últimos años, Vox no ha superado al PP como el partido de derecha dominante.

Asimismo, el PSOE logró contener la expansión electoral de Podemos y otros competidores de izquierda, comprometiéndolos en la primer gobierno de coalición en 80 años y recuperar un dominio claro en el lado progresista del espectro político. Se puede esperar que la competencia entre los dos partidos principales se intensifique en las próximas semanas, fortaleciendo aún más su posición frente a los partidos más pequeños.

caminos divergentes

En Italia, la situación es bastante diferente. Desde 2008, la participación combinada de los partidos tradicionales de centro izquierda y centro derecha ha disminuido significativamente, de alrededor del 70 % a menos del 30 %, sin mostrar signos de recuperación. A la derecha, el partido de Silvio Berlusconi, que se había posicionado como un miembro «moderado» del Partido Popular Europeo, fue primero superado por la derecha radical populista Ligue dirigido por Matteo Salvini en 2018. Posteriormente, se enfrentó a otro ola populista que impulsó a Meloni al frente de la política italiana.

A la izquierda, el Partido Demócrata (PD) lucha por reunir suficiente apoyo para formar un bloque progresista competitivo. A diferencia de la coalición del PSOE con Podemos en España, el PD no ha podido forjar una alianza estable con otro competidor populista, el Movimiento Cinco Estrellas (M5S).

Así, España parece haber vuelto parcialmente a la competencia bipartita «clásica» que caracterizó su sistema político hasta principios de la década de 2000. Por otro lado, Italia aún no ha alcanzado un equilibrio estable y parece encaminarse hacia otra configuración de actores políticos en comparación con a las décadas de 1990 y 2000. Incluso en términos de política territorial, la situación actual en España parece menos polarizada que a finales de los 2010 y aparecen los partidos independentistas catalanes más dividida que antes.

En general, a pesar de los desafíos que ha enfrentado el sistema democrático español desde la crisis financiera de 2008-09, parece haber conservado los elementos básicos del funcionamiento político. Los gobiernos de todo el país han seguido estando dirigidos por líderes de partidos que, en última instancia, son responsables ante los votantes. En Italia, la clase política optó por los tecnócratas en tiempos de profunda crisis: Mario Monti en 2011-13 y Mario Draghi en 2020-22. Esto demostró la extrema debilidad del sistema político del país y una incapacidad más amplia para tomar decisiones difíciles. Esto, a su vez, aceleró la disminución de la confianza y el apoyo a los partidos mayoritarios.

Riesgos de radicalización

¿Significa esto que España está entrando en un nuevo período de estabilidad política, mientras que su socio mediterráneo sigue navegando en aguas desconocidas? Es prematuro sacar tal conclusión.

Aunque el economía española en general se ha desempeñado mejor que italiano, el desempleo sigue siendo alto y los riesgos de tensiones sociales y territoriales siguen siendo significativos. Además, es difícil predecir la dinámica de una campaña electoral. Es posible que la competencia entre el PP y el PSOE resulte en una mayor polarización en su intento de ganar votantes de los partidos más radicales, en lugar de una convergencia hacia el centro.

Además, las próximas elecciones anticipadas de julio podrían dar lugar a un gobierno de coalición de derecha, con el PP como partido líder y Vox como socio menor. Este sería un desarrollo sin precedentes en la democracia española contemporánea. Cabe señalar que en Italia, los partidos posfascistas y de derecha radical entraron en coaliciones gobernantes en roles subordinados durante las décadas de 1990 y 2000. La trayectoria posterior de los acontecimientos, que los impulsó a posiciones gubernamentales prominentes en tiempos más recientes, sirve como un recordatorio edificante de su capacidad para crecer y tener éxito después de ser aceptados en la corriente principal.


Nota: Este artículo da el punto de vista del autor, no la posición de EUROPP – European Politics and Policy o la London School of Economics. Crédito de la imagen destacada: La Moncloa – Gobierno de España (CC BY-NC-ND 2.0)


Ander Torres

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