Frans Timmermans, ex peso pesado socialista de la Comisión Europea, acaba de abandonar Bruselas para regresar a los Países Bajos. Si gana las elecciones de este mes, será primer ministro holandés y es poco probable que quiera irse. Si fracasa, nunca habrá sido primer ministro, lo cual es un criterio informal para acceder a los puestos más altos del Consejo.
Un nombre que circula desde hace tiempo por los pasillos de Bruselas es el del expresidente del Banco Central Europeo y exprimer ministro italiano, Mario Draghi.
Von der Leyen ha encargado al hombre que salvó el euro la tarea de preparar un informe sobre cómo la UE puede abordar la erosión de su competitividad global, lo que podría impulsar aún más su perfil.
Aun así, se le considera un contendiente lejano por muchas razones.
Desde la introducción del cargo de Presidente a tiempo completo del Consejo Europeo en 2009, el cargo siempre ha recaído en un político afiliado a un partido (primero el belga Herman Van Rompuy, luego el polaco Donald Tusk y ahora Michel), y Draghi era un tecnócrata y luego un primer ministro independiente. A los socialistas les resultaría difícil nominar a alguien que no pertenezca a su partido. Además, aún no está claro si el gobierno de centroderecha de Giorgia Meloni apoyaría a Draghi.
Para otros ex primeros ministros socialistas, como Paolo Gentiloni de Italia y Stefan Löfven de Suecia, ha pasado mucho tiempo desde que abandonaron la mesa del Consejo Europeo y podrían afrontar los mismos problemas para conseguir el apoyo de sus gobiernos de centroderecha.
Eddy Wax y Jakob Hanke Vela contribuyeron con el reportaje.
Esta historia ha sido actualizada.
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