El partido del presidente francés Emmanuel Macron se enfrenta a grandes pérdidas electorales en medio de preocupaciones sobre la inmigración «fuera de control», informó el Times.

La incapacidad percibida del gobierno para controlar la inmigración, con un aumento del 28,6% en las solicitudes de asilo año tras año, ha llevado a aliados potenciales clave a instar a Macron a tomar medidas urgentes.

Afganistán, Bangladesh, Turquía y Georgia fueron los principales países de origen de los solicitantes de asilo en Francia el año pasado.

Nuevas cifras muestran que Francia proporcionó permisos de residencia a 320.330 personas en 2022, frente a las 193.000 de la década anterior.

Bruno Retailleau, líder de la oposición republicana en el Senado, dijo que el populismo podría estar resurgiendo en Francia debido a la creciente insatisfacción con los niveles de inmigración.

Es probable que Macron necesite el respaldo de Retailleau para impulsar un nuevo proyecto de ley de inmigración fundamental en el parlamento, ya que el partido del presidente perdió la mayoría en la Asamblea Nacional en las elecciones del año pasado.

El proyecto de ley propuesto tiene como objetivo calmar las preocupaciones de la izquierda y la derecha de la política francesa, y la primera ministra Elisabeth Borne describió la legislación como un equilibrio entre «firmeza y humanidad».

Según los planes, las autoridades acelerarán la deportación de inmigrantes ilegales desempleados, mientras que las industrias que enfrentan escasez de mano de obra tendrán acceso a nuevas visas de trabajo de un año que permitirán la contratación rápida de inmigrantes indocumentados.

Pero Retailleau criticó las propuestas y dijo que «no nos permitirán recuperar el control» de la inmigración.

Agregó: “Estamos en medio de un lío migratorio (y) si no recuperamos el control… habrá insurgencias en las urnas muy pronto.

Retailleau advirtió que Francia podría seguir los pasos de Suecia, donde «la extrema derecha está a las puertas del poder».

El comentarista político Matthieu Croissandeau dijo: «La izquierda piensa que (la legislación) es demasiado derecha y la derecha piensa que es demasiado izquierda».