Las altas temperaturas provocadas por la ola de calor pueden hacer que sea difícil dormir bien por la noche, pero los períodos prolongados de calor nocturno pueden ser mortales.
El tema de las altas temperaturas nocturnas es cada vez más relevante ya que España experimenta su tercera ola de calor este año. Con temperaturas que superan los 40 grados en localidades habitualmente frescas como Soria y Burgos, y temperaturas nocturnas que no bajan de los 25 grados, esta ola de calor, que comenzó a intensificarse este miércoles, está causando estragos entre los más vulnerables, escriben Nuís Diario.
El principal problema no es un solo día de subida de temperaturas sino la persistencia de este calor durante varios días seguidos. “Se ven afectados muchos órganos, muchas funciones -sobre todo poblaciones de riesgo- que conducen a una alteración de varios órganos o una desregulación metabólica e, incluso, en ocasiones, fallo multiorgánico o muerte prematura”, advierte Lorenzo Armenteros, puerta-piso de la Española. Sociedad de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
El peligro es la noche.
Durante el día, podemos protegernos del calor. Sin embargo, muchas casas no tienen aire acondicionado y el mayor riesgo es por la noche. Las temperaturas nocturnas superiores a los 20 grados dificultan el descanso, y los ancianos y los bebés son los que más lo sufren.
El problema se ve agravado por las sucesivas noches tropicales. Jorge Olcina, catedrático de la Universidad de Alicante, explica que “el calor que mata es el calor nocturno porque es el que no deja descansar al cuerpo humano”. Es un acumulador de efectos.
Noches calurosas: una tendencia en alza
Un estudio reciente publicado en The Lancet advierte que las tasas de mortalidad pueden aumentar hasta en un 60 % durante las noches calurosas. Este fenómeno está cobrando fuerza en España, con 80 noches tropicales registradas en 2022 en las regiones mediterráneas y 59 en Madrid.
El umbral de mortalidad difiere según la región y las personas acostumbradas a climas más fríos sufren más. En las regiones del norte, las temperaturas de 26 a 30 grados ya están teniendo un impacto, mientras que el sur tiene una mayor tolerancia.
Históricamente, las muertes fueron más altas por frío que por calor. Sin embargo, desde 2003, el calor se ha convertido en el factor más mortífero, ilustrando el proceso gradual del calentamiento global.
El calor nocturno que persiste durante las olas de calor resulta ser un gran riesgo para la salud. Dado que el calentamiento global continúa en su trayectoria ascendente, es poco probable que el peligro disminuya, dejando a las poblaciones vulnerables en riesgo y subrayando la urgencia de abordar el cambio climático.
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